Un simple gesto demuestra que el Sporting no encara la semana como una más. Finalizado el partidillo, y con los jugadores tendidos sobre el césped haciendo los estiramientos oportunos, Preciado se acercó uno por uno a los jugadores felicitándolos por el entrenamiento completado. Utilizó sus armas habituales, 22 cariñosas collejas, que en el método del preparador cántabro se traducen en un grito de ánimo con vistas al encuentro del domingo ante el Valladolid de Clemente.

No fue la única novedad en la sesión. Preciado eligió a su once desde el primero de los tres partidillos y no cambió en toda la mañana. Las cartas están sobre la mesa. En esta ocasión no jugará al despiste ni buscará extrañas soluciones basadas en índices de cansancio o en alternativas tácticas. El de Astillero sacará a su equipo de lujo en un encuentro que tiene todos los alicientes para ser considerado una final. Los elegidos serán: Juan Pablo; Lora, Botía, Gregory, Canella; Rivera, Lola Smiljanic; Luis Morán, De las Cuevas, Diego Castro; Barral. Comparado con el último encuentro de Sevilla, una nueva revolución con seis novedades en el once. Comparado con la trayectoria de todo el año, el once de gala. Los que salten de inicio el domingo en El Molinón serán los diez jugadores que más minutos acumulan en competición junto a Lola, incorporado en el mercado invernal.

Un primer vistazo al equipo lanza una conclusión clara: vuelven tres pesos pesados, uno por línea. Botía, recuperado de su rotura de fibras, liderará la zaga; Rivera, una vez cumplida su sanción, llevará el timón en el medio; y Diego Castro, tras la decisión de Preciado en Sevilla, se encargará de desequilibrar en ataque. Otra de las lecturas que se sacan del ensayo es que le corresponderá a Maldonado el papel de delantero suplente de Barral. En caso de urgencia, el ex bético será el encargado de hacer olvidar a Bilic, sancionado, al que se une la baja de Gerard, con una elongación en los isquiotibiales. En un entrenamiento con numerosa presencia de público se pudo disfrutar de dos grandes goles. Kike Mateo adelantó a los suplentes y Gregory empató con una espectacular chilena.

Cuando el tercero y último de los partidillos agonizaba, una jugada levantó los ánimos de los aficionados y provocó la ovación de la mañana. Un córner rechazado al corazón del área era aprovechado por Gregory para, con una prodigiosa acrobacia, realizar una chilena que acabó con el balón en el fondo de la portería defendida por Raúl, tras tocar en el larguero. En la imagen, Sastre observa el momento en el que el francés remata a puertaSe acabaron los experimentos